El Glamping ubicado en el Paraje la Armonía consta de tres carpas sobre plataformas rodeadas de monte, a orillas del río Bermejito y a escasos metros de la entrada al área protegida. El diseño en altura está inspirado en las tiendas de campaña de los parques sudafricanos, que evitan el degradante pisoteo del suelo y resguardan de la humedad.
Cada carpa es espaciosa, tiene tres camas sommier, escritorio, mesas de luz y amplias ventanas con tela mosquitera. La vista del entorno hace que estar adentro sea como estar afuera, en medio del paisaje. Todos los accesorios fueron hechos por artesanos locales: mantas, bancos de madera, cestos, alfombras y lámparas de palma caranday. El baño completo con ducha de agua caliente y la luz por sistema solar le dan carácter de hotel, pero sin perder conexión con la naturaleza. Confort y ambiente agreste combinan muy bien.
El almuerzo de bienvenida es un chivito en la plaza del paraje. Allí está la “patilla”, parrilla típica de la zona que consiste en una base cuadrada de ladrillos sobre el piso cubierta por un techo de troncos. Esta forma permite que se arme una ronda alrededor, y así compartir charlas a la sombra durante la cocción.
“Esta es una propuesta que no tiene fines de lucro y solo tiene como meta la capacitación de las comunidades locales en atención al turista, generando actividades complementarias y el posicionamiento del destino. El desarrollo de la actividad turística en El Impenetrable tiene que ver con la posibilidad de que el turismo sea una actividad alternativa, complementaria a las actividades tradicionales que desarrollan las comunidades locales”, destacó Ariel Ybarra, presidente del Instituto de Turismo del Chaco.
A la hora de recorrer el lugar, se empieza por un puente de madera que cruza el Bermejito y se accede al parque. El nombre de “Impenetrable” responde a varios motivos: la escasez de agua que impedía su exploración, la cerrada vegetación del monte y la presencia de grupos nativos que se resistieron a ser colonizados. El sendero por explorar es una fina línea cobriza que se fuga en un contorno verde.
La vista del entorno hace que estar adentro sea como estar afuera, en medio del paisaje.
Junto a un enorme yuchán (palo borracho de 15 metros de alto) uno puede enterarse de sus virtudes sanadoras: una decocción de siete espinas, quitadas del lado por donde sale el sol, es el mejor remedio para el asma. En cuanto a la forma del tronco, hinchado como una panza, inspiró a los pobladores de la región a construir chalanas (canoas) y bationes.
Según los registros de la estación biológica de la fundación, en estos bosques de quebrachos, algarrobos y palosantos viven 51 especies de reptiles, 345 de aves y 58 de mamíferos, entre ellos, familias de osos hormigueros, tapires, pecaríes y un yaguareté. Solo, en el monte, vive Qaramta (en lengua qom, “el que no puede ser destruido”), el único registrado desde la creación del parque. El plan es ayudar a generar una nueva población en la zona, que consiste en llevar hembras provenientes de cautiverio y propiciar apareamientos en recintos especialmente diseñados para tal fin. En 2020, Qaramta se juntó con Tania, y en septiembre nacieron dos cachorros que serán liberados cuando lleguen a la adultez. Es la única esperanza para el futuro del máximo depredador.
De regreso hacia el río, se cruzan dos corzuelas y varios tatús carreta. Como el monte es cerrado, los avistajes son más comunes cuando los animales atraviesan el camino o se acercan a tomar agua a los ríos. Dicen que en verano se ven familias enteras de tapires echados en el camino tomando sol.
Navegar los cursos fluviales del parque es otra manera de conocerlo. El Bermejito está alto de diciembre a junio y bajo de julio a noviembre. Su color chocolatoso contrasta con el verdor de sus orillas, llenas de timbós, vinales, mistoles y chañares. Desde La Armonía se pueden hacer paseos en kayak de una hora y media o recorridos de día entero. La corriente es leve y la dificultad es baja. Algunos árboles caídos cubiertos de enredaderas forman islitas que es preciso rodear.