Escenarios naturales privilegiados, raíces culturales profundas y una ubicación estratégica al oeste de Chubut definen los atractivos de la ciudad de Esquel. Aquí, las cuatro estaciones tienen características bien definidas, pero también pueden darse todas en un mismo día. Veranos secos con días despejados; inviernos que pintan de blanco los cerros, cada estación tiene su encanto, haciendo de este destino un atractivo todo el año.
Recostada sobre la Cordillera de Los Andes, en un valle de origen glaciar, y en el trazado de la mítica Ruta 40, Esquel es el centro de servicios del oeste de Chubut. Se trata de un punto estratégico por sus servicios y paisajes, donde la estepa patagónica y bosque andino se combinan a la perfección alrededor de la ciudad. Está ubicada sobre las márgenes del arroyo Esquel y rodeada por los cordones Nahuel Pan y Esquel, destacándose en este último el Cerro 21 y La Hoya, donde está el centro de esquí. Completan el entorno elevaciones menores como el cerro La Cruz y el Leónidas Alemán conocido como «La Zeta».
Museos, edificios históricos, artesanías y gastronomía con sabor local son algunas de las propuestas que hacen a nuestra identidad y que se pueden descubrir en Esquel y la región. Las diferentes culturas que le dieron origen a Esquel y los hechos que marcaron su desarrollo, hoy se manifiestan en una ciudad con atractivo cultural y turístico. Descendientes de aborígenes y de inmigrantes galeses, españoles y lituanos, mantienen sus culturas vivas aportando a la diversidad en las tradiciones de la ciudad: se puede saborear su gastronomía en las casas de té y conocer sus primeros años en la zona en los diferentes museos y edificios históricos.
Se considera como fecha de nacimiento de la ciudad el 25 de febrero de 1906, cuando Medardo Morelli realizó la primera transmisión telegráfica desde el centro de comunicaciones instalado allí durante una expedición para la extensión de la línea ferroviaria. «Esquel» proviene de la palabra tehuelche ESGEL KAIK que de acuerdo a las traducciones puede significar «ABROJAL» o «TEMBLADERAL». Cualquiera de las dos acepciones puede ser cierta ya que en algunas épocas hay abrojos y el lugar donde se encuentra la ciudad era antiguamente una zona de mallín, que se caracteriza por ser un suelo inundado, pantanoso y cubierto por hierbas que al decir de los antiguos pobladores era el aspecto que presentaba el lugar.
El imponente paisaje muy bien preservado, le da a Esquel un atractivo especial para los amantes de la vida al aire libre y el deporte, pero también para toda la familia.