Cocina patagónica

La comida es un viaje dentro del viaje, y los platos de la Patagonia seducen paladares con sus recetas elaboradas a base de productos naturales. Una de las mejores experiencias que ofrece es la ceremonia del curanto; método milenario de cocción de alimentos utilizado por los pueblos originarios de la región. Se prepara al aire libre, en un pozo cavado en la tierra y cubierto con piedras que se calientan al fuego.

Su preparación requiere trabajo y tiempo, y en ella participan alrededor de cinco personas. Dicen los que saben que el secreto consiste en elegir diez ingredientes: carne de vaca, de cordero o pollo, verduras y legumbres que una vez depositadas sobre un colchón de hojas de nalca se tapan con lienzos húmedos y tierra para que funcione como una gran olla a presión. Así, los alimentos cocinados adquieren toques de ahumado.

La gastronomía del lugar ofrece además una gran variedad de pescados y mariscos como merluzas, mejillones, almejas, truchas y salmones. Más allá de los sabores del mar, de ríos y lagos, uno de los platos imperdibles y marca registrada de la región es el cordero a la parrilla, famoso por su carne tierna y por su bajo contenido en grasa, que se puede probar en el restaurante La Tablita, en El Calafate.

“A la hora de la merienda, uno de los clásicos es el chocolate caliente en taza: al beberlo nuestro cerebro segregue endorfinas. ¡Felicidad asegurada!”

Como en la mayoría de los puntos turísticos argentinos, no falta el asado con los mejores cortes expuestos a las brasas y cocinados suavemente. También se pueden encontrar diversas propuestas dulces como helados y tortas. Sin dudas los frutos rojos son, valga la redundancia, “la frutilla del postre”: las zarzamoras, las fresas y las frambuesas dicen presente en las distintas y más deliciosas recetas.

A la hora de la merienda, uno de los clásicos es el chocolate caliente en taza: al beberlo nuestro cerebro segregue endorfinas. ¡Felicidad asegurada! El ritual del té forma parte de la tradición en las frías tardes sureñas, con infusiones y blends elaborados a base de especias, flores y frutos regionales acompañados por scones, panes de campo y dulces caseros. Alguno de los mejores lugares para degustar: La Waflería y La Chocolatería, ambas en El Chaltén.

La bebida que no puede faltar es la cerveza artesanal. La experiencia en la Patagonia es incompleta para quienes no degustan sus variedades producidas en distintas ciudades de la zona. Existe además una amplia carta de vinos, ya que las condiciones climáticas y naturales andinas favorecen el cultivo de la vid, dando como resultado varietales particulares. Ahora sí, buen apetito. ¡CHIN CHIN!

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