El norte cordobés alberga una de las reservas arqueológicas más importantes de la Provincia y del país: la Reserva Natural y Cultural Cerro Colorado. Allí se conservan más de 100 aleros con alrededor de 3.000 pictografías rupestres hechas por los pueblos originarios que habitaron la zona hace 1.500 años. La mayoría representa escenas de la vida cotidiana, costumbres y rituales de los comechingones y sanavirones, quienes vivieron en estas tierras entre los siglos V y XVI.
De los dibujos solo se pueden visitar muy pocos, ya que la mayoría está dentro de propiedad privada. Las huellas de los antiguos pobladores fueron realizadas en tres colores: blanco, rojo y negro, a partir de pigmentaciones obtenidas de diferentes minerales. En ellos quedó plasmado, a su vez, el inicio de uno de los procesos más sangrientos de América Latina; el de la llegada de los primeros invasores españoles, hace 400 años, en el que al menos 90 millones de indígenas fueron exterminados.
Además, fue hogar y amor a primera vista del más importantes músico argentino de folklore, Atahualpa Yupanqui. En “su lugar en el mundo” se encuentra la casa en la que vivió, Pueblo Escondido, hoy convertida en museo. Bajo un roble descansan los restos de quien inmortalizó a la localidad serrana con los versos de la Chacarera de las Piedras: “Caminiaga, Santa Elena, El Churqui, Rayo Cortado. No hay pago como mi pago. ¡VIVA EL CERRO COLORADO!”.
“Allí se conservan más de 100 aleros con alrededor de 3.000 pictografías rupestres hechas por los pueblos originarios que habitaron la zona hace 1.500 años”.
Las alternativas para ver y hacer en sus alrededores también son numerosas, ya que este escenario fue testigo de acontecimientos históricos: Pablo Neruda, Rafael Alberti y Octavio Pinto dejaron su huella en Totoral; en Sinsacate estuvo presente San Martín y velaron los restos de Facundo Quiroga. En la región se encuentran además las postas del antiguo Camino Real; la ruta de comercio entre el Virreinato del Río de la Plata y el Alto Perú, por donde pasaron Manuel Belgrano y Santiago de Liniers.
Completa el recorrido de uno de los más importantes patrimonios históricos y culturales de Córdoba el Museo Arqueológico, donde se exhiben piezas y utensilios de los antiguos pobladores. El lugar, con sus diferentes atractivos de capital turístico invaluable, es un mundo incontable. Como decía Don Ata: “Allí todo es silencio menos el río. Es el templo para aprender vida, mundo, tierra y constelaciones”. No quedan dudas: sobran motivos para visitarlo.
Fotografía: Diario Clarín