Conocer un lugar es conocer su naturaleza y su historia, pero también su cultura y su gente. Esa es la filosofía de Qhispikay Sustainable Glamping, que invita a todos sus visitantes a sumergirse en una realidad de Perú que no es accesible a través de los canales turísticos tradicionales: esa cultura viva tan rica y auténtica de Los Andes. Por eso, este emprendimiento social ofrece una experiencia de turismo vivencial en campamentos de lujo que tiene como socias a familias de tres comunidades de Cusco. Más que un lugar para dormir, ofrece en realidad un espacio para compartir y aprender del pueblo andino sin dejar huellas ambientales.
Qhispikay, que significa “libertad” en quechua, es el nombre de este proyecto de glamping sostenible ubicado en los jardines de tres familias de comunidades alto andinas de Cusco: en Piuray, Misminay y Huilloc. En cada uno de ellos, estas familias son anfitrionas y responsables de toda la operación turística que se lleva a adelante en sus casas, fomentando así el intercambio cultural entre los viajeros de las ciudades y los pobladores andinos. Incluso, a través de una serie de actividades culturales se transmite a los huéspedes su conocimiento ancestral sobre técnicas de autosuficiencia, como construcción de viviendas de adobe, teñido y tejido de lana de alpaca o de oveja, agricultura orgánica o clases de cocina típica. Son ellos quienes, además, enseñan los alrededores de este lugar con maravillosas caminatas y sorprenden a sus visitantes con deliciosos platos distintivos.
“Buscamos dar a conocer su realidad al mundo, para que su cultura sea valorada y respetada. Estamos empoderando, mejorando la calidad de vida y aportando a la economía de cada una de éstas personas”, señalan los impulsores de este emprendimiento, María Fe Gamarra e Isaías Mendoza del Solar, en su sitio oficial.
Qhispikay, que significa “libertad” en quechua, es el nombre de este proyecto de glamping sostenible ubicado en los jardines de tres familias de comunidades alto andinas de Cusco
En estos jardines fueron instaladas carpas importadas, equipadas con artículos de lujo y decoradas con artesanía fina de los pueblos andinos. Todas tienen baños con agua caliente (compartidos por tres carpas, máximo de seis personas), colchón de resortes, edredón de plumas, manta polar de alpaca, electricidad y hasta una estufa eléctrica. En todos los casos, desde la comodidad de las carpas se puede disfrutar las vistas panorámicas a inmensos campos de cultivo, majestuosos nevados y amaneceres detrás de las montañas.
En estos destinos también se ofrecen caminatas por senderos ancestrales, con hermosas vistas a sitios arqueológicos y al Valle Sagrado. La propuesta es hacer de Qhispikay un campamento base para descubrir estos lugares mágicos raramente visitados y no alcanzados por el turismo tradicional.